A lo largo de todos estos años, hemos oído muchas frases y tópicos relacionados con los videojuegos, sin embargo, por desgracia muchos de estos “bulos” no estaban basados en estudios científicos. A día de hoy, si resulta oportuno afirmar que los videojuegos pueden cambiar la estructura de nuestro cerebro porque existen diferentes investigaciones al respecto.
Algunos estudios han arrojado resultados muy sorprendentes a la hora de hablar del cambio de estructura de nuestro cerebro en relación con los videojuegos, porque, aunque pueda parecer que los videojuegos no pueden aportar nada positivo a nuestra mente, en cierto modo sí que lo consiguen. Principalmente se consigue que quienes son jugadores habituales de videojuegos puedan desarrollar sus capacidades de atención de diferentes maneras, tanto la atención selectiva, como la atención sostenida.
La agudeza visual, la capacidad de retener información o incluso nuestras capacidades idiomáticas a la hora de aprender otros idiomas se pueden fomentar con los videojuegos. Aunque pueda parecer irreal, los videojuegos nos ayudan a interiorizar y practicar ciertas destrezas que de otra manera quizás no tendríamos oportunidad.
De esta manera, ya no nos vale que nos digan que “los videojuegos te van a dejar tonto”, porque sabemos que no se trata de una verdad a todas luces. Ahora bien, cabe subrayar que los videojuegos en ocasiones también pueden provocarnos adicción y por tanto cierta dependencia. Esto se ha demostrado desde el momento en el que existen incluso más jugadores, ya que a día de hoy y debido a la introducción de los smartphones en nuestra vida diaria, tenemos más predisposición a estar cerca de los videojuegos.
A pesar de todo, los resultados de estas investigaciones aún no han sido expuestos en contextos de la vida real, por lo que no se sabe si estos cambios en la estructura mental tienen una repercusión concreta en la vida diaria de las personas.