Hace ya varios años desde que estalló la crisis mundial que ha llevado a grandes países como Grecia al borde de la quiebra y de la ruina. La crisis, que en principio comenzó como el fin de una burbuja inmobiliaria se ha extendido a todos los ámbitos de la vida cotidiana. Actualmente, esa crisis que en principio como ya hemos dicho afectaba sobre todo al sector inmobiliario ha pasado ahora al sector financiero, lo que ha hecho saltar todas las alarmas debido al alto índice de deuda con el que cuentan la mayoría de los países, sobre todo los pertenecientes a Europa y más concretamente los de la zona euro.
Este aumento de la deuda ha hecho que los países lleguen a límites insospechados para evitar el fantasma del rescate financiero que hace que el país pierda su propia soberanía y pase a estar gobernado de una u otra forma por los gobiernos centrales de los países más fuertes de la Unión Europea. Este miedo por evitar el rescate ha hecho que la mayoría de los países en peligro hayan tomado una serie de duras medidas en las que se incluyen recortes sociales de todo tipo como una reforma laboral que abarata el despido, baja los sueldos, recortes en sanidad, en educación, en materias culturales, subidas de impuestos como el IVA etc.
Con todas estas duras medidas no es de extrañar que ahora que ha llegado el verano la mayoría de las familias hayan decidido acortar las vacaciones y el gasto en el mejor de los casos ya que muchas familias se quedan sin vacaciones y en algunos casos no es la primera vez que les sucede. Y es que tal y como están las cosas, que en lugar de mejorar empeoran por momentos, ya nadie duda que la crisis ha afectad de lleno también al turismo.
